"Naturaleza y Artificio", de Rubén Polanco

Desde el 12 de septiembre de 2015 hasta el 28 de febrero de 2016.

La exposición del escultor reinosano Rubén Polanco, "Naturaleza y Artificio" dota de un nuevo y profundo significado a los espacios centenarios de la fortaleza.

"La relación entre Naturaleza y artificio, entre objeto construído y materia, ha marcado las prácticas artísticas y las teorías del arte a lo largo de la Historia (...).

En la Naturaleza cabe todo lo que tiene vida, incluso los objetos inanimados, siempre y cuando sean de origen natural (...). Naturaleza es lo que pensamos y sentimos, y también es la materia de los sueños. La Naturaleza como organización de lo vivo no es antropomórfica, ni un sistema regular aislado, o un universo ocluso; de hecho, la naturaleza puede ser considerada como un fractal (del adjetivo latino "fractus", traducido como "fragmentado", "irregular") alejado de geometrías cerradas.

En mis obras hay una deliberada utilización de este principio creador, dada la propuesta, las estructuras fractales son para mi esenciales a la hora de componer de forma "atómica". Sólo utilizo un elemento que reduzco, amplío y estructuro para conseguir lo que pretendo transmitir. Es una técnica más , que me permite intentar reflejar la simple complejidad de la naturaleza, de la más cotidiana, hojas de palmera, pimientos o algo aparentemente más exótico, pero que se encuentra en muchas tiendas de verduras como el romanescu, forma azar y dimensión, puras y naturales formas geométricas (...).

Mi intención no es llegar de una manera directa al espectador, con un ejercicio de virtuosismo poético, sino adoptando una estrategia de distanciación, que pretende que la creación toque la conciencia del expectador de una manera furtiva, que se constituya casi en un procedimiento didáctico, y fijar las imágenes en él para que, más adelante, en su cotidianidad, completen el hecho emocionalindividual, que de alguan manera pasen a formar parte de su todo existencial.

La Naturaleza no obra prodigios, pero el hecho de que exista Naturaleza es prodigioso. "Un milagro de la Naturaleza", se suele decir, pero la Naturaleza no obra milagros, simplemente se ocupa en su oficio, no es consciente de producir belleza, es nuestra percepción la que la produce, aunque somos conscientes mediante su estudio, de que determinados patrones que utiliza nos acerca a lo que como apuntaba Simone Weil, es la belleza "una fruta a la que se mira sin alargar la mano".

Rubén Polanco